20/01/2017

«El mejor producto mal aplicado puede ser peor que un mal producto bien aplicado».

Con esta frase categórica se puede resumir el objetivo de este artículo: incidir en aspectos, unas veces olvidados o desconocidos, otras despreciados, pero que pueden llegar a resultar claves en la efectividad de un producto; lo que repercute directamente en el bolsillo -tener que hacer las cosas dos veces siempre sale más caro-.

 

El Mantenimiento De La Maquinaria.

Lo que para mucha gente puede parecer algo «de cajón» es lo que suele provocar la mayoría de fallos en la aplicación. Las máquinas se rompen y se desgastan, por lo que un correcto mantenimiento de la maquinaria nos ahorrará muchos quebraderos de cabeza no solo antes de la revisión técnica.

Los puntos claves a revisar no son distintos a los que se revisan en la ITEAF. Aunque en la inspección se revisan más cosas, lo que puede afectar a la aplicación es:

  • Fugas: En mangueras, juntas, filtros o boquillas. Además de la contaminación, lo más probable es que el equipo no funcione con la presión adecuada, lo que repercute en la efectividad de la aplicación. Además, dependiendo del producto que estemos aplicando, las fugas de producto podrían quemar el cultivo por sobredosis.
  • Bomba: De su buen funcionamiento depende que se alcance la presión de aplicación óptima. Con la presión (en las boquillas que lo permiten) se puede variar el tamaño de gota; factor que muchas veces no se tiene en cuenta pero que permite  optimizar la aplicación adaptándose a condiciones meteorológicas y características de los productos que aplicamos. Con un tamaño de gota grande, por ejemplo, reducimos la deriva cuando la aplicación se realiza con viento; y si conseguimos un tamaño de gota fino, mejoramos la cobertura (menos espacios en blanco) mejorando la efectividad de algunos herbicidas o insecticidas, optimizando el caldo por hectárea.
  • Manómetro: Es la parte que nos indica la presión de trabajo. Si bien resulta difícil sin el material adecuado comprobar su estado, es aconsejable equipar manómetros que nos permitan una lectura correcta de la presión, acorde a las escala de presiones con las que solemos trabajar. No sirve de nada un manómetro que indique hasta 50 bares, si nuestra presión de trabajo, como mucho es de 4 o 5 bares de presión.
  • Boquillas:  De su estado depende que la cobertura del caldo sobre el cultivo sea la correcta. Su mal estado por desgaste o rotura puede provocar excesos o defectos de producto. Si bien con fungicidas o insecticidas es más difícil de apreciar, los efectos de su mal estado sobre el cultivo aplicando herbicidas se hacen patentes cuando no acaban con las malas hierbas (defecto) o queman el cultivo (exceso). Además de su estado, hay que tener en cuenta que la variedad de boquillas existentes en el mercado es abrumadora, por lo que prácticamente existe una boquilla que se adapta a cualquier combinación de condición ambiental y producto y presupuesto que se nos pase por la cabeza. Comprobar su estado es tremendamente fácil: visualmente se tiene que ver que no hay alteraciones en el abanico, y con una jarra medidora se puede comprobar que el caudal es el correcto, si comprobamos que la cantidad de líquido por minuto que desprende la boquilla (a una presión determinada), coincide con las tablas de presión de las boquillas.

 

Condiciones Ambientales.

Dentro de todo lo que puede afectar a una aplicación, las condiciones meteorológicas es lo único que no podemos controlar; pero si podemos adaptarnos a ellas, teniendo en cuenta cómo afectan a los productos que estamos manejando, mediante las herramientas adecuadas.

Los factores más a tener en cuenta son:

  • Temperatura: Normalmente todos los productos químicos tienen un rango óptimo de efectividad térmica que viene reflejado en la etiqueta de los mismos; bien porque la predisposición de las plantas no es la adecuada para asimilar los productos o bien porque la temperatura afecta a la composición del mismo -hay productos que se degradan por encima de cierta temperatura-, lo más conveniente resulta esperar al momento del día en el que la temperatura sea la adecuada. En condiciones de temperatura alta y baja humedad relativa, siempre que esta no afecte a la composición del mismo, lo que pasa es que parte del producto que aplicamos se pierde por evaporación. Para evitarlo podemos recurrir a coadyuvantes (mojantes) que sean anti-evaporantes; esto ayudará a mejorar la efectividad de nuestros tratamientos.
  • Viento: Tanto el exceso, como la falta del mismo representa un problema para la aplicación. La falta de viento nos traerá dificultades cuando el cultivo sobre el que vamos a hacer una aplicación presenta una alta densidad de vegetación; para que la penetración del calda sea óptima, se realiza realizar tratamientos cuando la velocidad del viento sea mayor de 8 km/h. Cuando la velocidad del viento empieza a superar los 23 km/h, la deriva del producto empieza a suponer un auténtica problema aun cuando se utilizan boquillas anti-deriva (boquillas que limitan la deriva del producto por viento). Si no podemos esperar a que las condiciones de viento sean las ideales, la solución pasa por rascarse el bolsillo y dotar a nuestro equipo de aplicación de un sistema de cortinas de aire comúnmente denominado “twin” -por los equipos de pulverización de la marca hardi que emplean este sistema-.
  • Humedad: En condiciones de hielo, rocío o niebla la prudencia y el sentido común aconsejan no realizar ningún tipo de tratamiento ante el peligro de que la aplicación se lave por exceso de humedad ambiental. Pero al contrario de lo que nos imaginamos, es bajo condiciones de niebla o rocío cuando mejora la efectividad de ciertos compuestos de glifosato (Entre ellos algunas formulaciones de ROUNDUP, de las que AGROVEYCA es distribuidora). Ello se debe a que la alta humedad ambiental, unido a una alta concentración de glifosato (se recomienda aplicar el producto con volúmenes de caldo de 100 a 150 litros de agua por hectárea), facilita la penetración del glifosato en la planta. De este modo, ya que se maximiza la cantidad de materia activa en planta, las plantas mueren con mayor rapidez.
  • Otros Factores: Un factor a tener en cuenta, y muy poco conocido es la Inversión térmica. Este fenómeno normalmente se da cuando el viento se calma y el aire caliente comienza a ascender y por debajo de esta una capa de aire frío ingresa; al invertirse estas capas de aire, si se realizan aplicaciones, las gotas de agua que se pulverizan quedaran suspendidas en el aire por la diferencia de densidad y no caerán como deben, produciéndose desplazamientos laterales (o derivas) de las mismas a distancias que pueden producir graves daños si terminan cayendo en un cultivo sensible al producto aplicado

Preparación del Caldo.

Por último vamos a considerar los factores a tener en cuenta cuando preparamos el caldo. Estos no se suelen contemplar, pero suelen los responsables de que una aplicación efectuada en las mismas condiciones ambientales llegue a cosechar diferentes resultados. Estos son:

  • Estado del agua: Factor más crítico de lo que la gente tiende a pensar. Cuando el agua está demasiado fría, hay productos que pueden no diluirse con facilidad, llegando algunas composiciones de polvo mojable a decantar obturando los filtros, dificultando o haciendo imposible la aplicación. Otro punto a controlar es el PH del agua. Lo más usual es que el PH sea alto (base) en Castilla La Mancha (valores de en torno a 8); por lo que tendremos que acidificar el agua para bajar a valores óptimos de en torno a 7. Para ello se puede recurrir a mojantes que tengan función de regulador de PH, ya que si no la disolución de los productos no será la correcta afectando a la efectividad del tratamiento.
  • Orden de la mezcla: Factor sumamente ignorado o desconocido. Cuando realizamos una mezcla de productos en la cuba, al fin y al cabo estamos mezclando productos químicos, se debe de lleva un orden determinado para añadir productos al tanque; ya que de lo contrario pueden haber reacciones químicas que afecten al caldo, repercutiendo de manera negativa en la efectividad del tratamiento. El orden de mezcla aconsejado para los diferentes tipos de productos es el que se muestra en la siguiente imagen:

Ya por último recordar que en el manejo de los productos fitosanitarios debe de regir el sentido común. No se debe de tratar mas allá de lo necesario y recomendado, apoyándose siempre en  el consejo y supervisión de los técnicos agrícolas, y evitando -siempre que se pueda- el uso repetido de productos y materias activas que conducirán inevitablemente a generar resistencias que agravan los problemas Fito-sanitarios a los que se enfrentan los agricultores.

Ante cualquier cuestión o duda, acudan al servicio técnico de AGROVEYCA. Siempre a su servicio.

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